“Minga del cielo oscuro” de Cecilia Vicuña en CCE

Cecilia Vicuña

Hay una cualidad particular en Cecilia Vicuña. Si ésta surgió de la crianza de su madre -quien nos acompañó durante este encuentro-, del crecer nutrida por la cultura pop de los años 50’s, los libros y cómics de aventuras de héroes precolombinos o de la efervescencia social que acompañó su juventud, lo cierto es que en Vicuña hay una luz que trasciende. Es fácil decir esto, no solo por sus trabajos como el que presenta “Minga del cielo oscuro”, sino por cómo su cosmovisión está en todo lo que hace; no hay distinción entre su discurso y su obra.

En esta exhibición trabajaron científicos, arqueólogos y etnomusicólogos junto a la artista. De carácter interdisciplinaria, exhibe registros de obras site specific -desarrolladas por Vicuña-, videos que mezclan danza tradicional con la alerta sobre el cuidado del medioambiente local, en las zonas de sacrificio de la quinta región y réplicas de piezas halladas en el sitio arqueológico El Olivar, que incluyen orfebrería y reproducciones de osamentas encontradas en el lugar, dando cuenta de la riqueza espiritual de la Cultura Diaguita. Esto se vincula con la idea de una ontología que considera ser planeta y universo entero (como una sola cosa), planteada por la artista.

Para ella es en el ejercicio del crear, que se entra al estado del arte, y es compartiendo este ejercicio con los demás, que manifestamos la esencia del universo en nosotros, el amor en todo.

Una minga es definida como una reunión solidaria de amigos y vecinos para hacer un trabajo en común. Este tipo de enfoque colaborativo -en comunidad- es donde está el futuro del mundo. Según la artista, es indispensable para combatir el individualismo y la enajenación, ya que, en sus propias palabras: “Es en la colectividad donde verdaderamente se potencia al individuo. En ella se crea un ser salvaje. Una noción de que el ser es indudable”.