En esta visita nos adentramos en el mundo imaginario, trivial y sin embargo cotidiano y reconocible de nuestro país, traído por las manos y ojos del pintor chileno Álvaro Oyarzún.

En una conversación que inicia con el relato de su experiencia al vivir y estudiar en el exilio, en París cuando joven, Oyarzún nos cuenta que esta exposición es una especie de construcción ficticia para que él pudiese seguir creyendo en la pintura; una búsqueda obsesiva que necesita del ejercicio continuo del hacer y producir. Para él, sus pinturas hablan de lo experiencial. Obras que quieren mostrar más allá de los íconos y símbolos identificables en Chile, utilizando lo que podemos ver a simple vista, como una carretera, un paseo en la playa o un árbol en el parque. De esta manera, este pintor genera nuevos lenguajes a través de sus creaciones, separándolas de la imagen que podría ser tomada por un celular, para llevarlas hacia una apropiación personal.

En “El Autodidacta” vemos pinturas que son parte de su colección de imágenes, nos invita a reconocernos en ellas sin la necesidad de buscar grandes momentos o revelaciones, si no que mostrándonos la belleza y singularidad de lo que nos rodea, invitando a los espectadores a ser turistas de nuestro entorno y cotidianidad.