“La operación distintiva que realiza Maquieira consiste en abrir el caudal de significados posibles en lo material al desconocer el empleo sancionado por la utilidad. A partir de ahí toma forma una rebelión de carácter vitalista que permite asomarse a una nueva visión de lo que nos rodea.”
Pedro Donoso
Descríbenos tu práctica artística
En estos últimos 10 años he estado sumergido principalmente en la construcción de objetos, piezas escultóricas o artefactos. Es una práctica que consiste básicamente en explorar y seleccionar, de manera bastante libre y arbitraria, ciertas invenciones, materiales y objetos de nuestra cultura de consumo, que en mi opinión, funcionan como pequeños espejos y que pueden darnos algunas pistas sobre quiénes somos. Luego, a través de operaciones como la intervención, repetición o ensamble, estos devienen en montajes donde intento hacer visibles algunos comentarios sobre nuestra particular manera de habitar el mundo.
¿Cuáles son tus referentes artísticos más importantes y por qué?
Son muchos y vienen de diferentes ámbitos, pero aquí van 3 pensando en los orígenes.
Mi infancia fue en una casa de muchos libros, y recuerdo uno en especial del pintor belga Rene Magritte, que me causó una gran impresión y me abrió un mundo en torno al poder de las imágenes, porque había que mirar de otra manera y crear conexiones nuevas.
Luego ya en la escuela de arte, descubrí las obras de Guillermo Kuitca, que me influenciaron mucho y me ayudaron a encontrar un lugar donde yo sentía que ocurrían ciertos fenómenos que me interesaban.
Eugenio Téllez fue otro referente importante, con quien tuve la oportunidad de trabajar en su estudio en Nueva York. Su actitud de vida y obra fueron claves para mi convicción de seguir en el arte.
¿Cómo han influido en tus procesos creativos y en tus obras?
Pienso que esas pinturas de Magritte me acompañan hasta el día de hoy, en el impulso de hacer dialogar ciertas cosas que nos lleven a tener un entendimiento más profundo del mundo y de nosotros mismos.
En el caso de Kuitca, aprendí a encontrar una distancia muy precisa para observar las cosas. Había algo en el uso del tiempo en sus imágenes, una especie de flujo en la materia, todo eso me interesaba mucho. Luego, el ver como cerraba una etapa de su obra para empezar otra totalmente nueva, te daba ánimo para seguir siempre avanzando y experimentando con ideas nuevas.
Trabajar en el estudio de Eugenio Téllez fue algo muy estimulante por el solo hecho de poder presenciar de cerca los procesos de sus pinturas, dibujos y objetos. Para mí fue importante entender y ser consciente del tiempo que toma formar un imaginario propio. Aprendí que había que trabajar siempre con mucha libertad, honestidad y calma. Me quedo con su frase: “El imaginario puede penetrar la realidad, esa es la función del arte”.