«La obra de Isidora Correa se plantea como un exhaustivo análisis de las cosas que circulan por el mundo. Lejos del fetichismo emocional -que muchas veces manifiestan artistas que trabajan con objetos encontrados- Isidora Correa observa las cosas con curiosidad, pero también con la distancia de un científico que revela la complejidad de lo más cotidiano y familiar.»
Catalina Mena, Reportaje Revista Paula
Descríbenos tu práctica artística
Me interesa la investigación de campo basada en hallazgos. Intervengo los límites y la materia de los objetos para crear una nueva marca en su historia y distorsionar una futura arqueología y de ese modo traspasar las nociones de fronteras y bordes, de ausencia y presencia, de lo auténtico y masivo, de lo necesario y lo inútil.
¿Cuáles son tus referentes artísticos más importantes y por qué?
La obra narrativa de Georges Perec fue muy significativa en los inicios de mi formación como artista a través de su mirada sociológica-poética del mundo cotidiano. Así como el pensamiento del filósofo y antropólogo de las ciencias Bruno Latour ha sido fundamental para mi proceso artístico, abriéndome a una concepción de mundo en el cual Arte, Ciencia y Política se entrecruzan. Inés, mi abuela materna ha sido una continua fuente de inspiración para enfrentar tanto la práctica artística como para cuestionarme la estética y ética de mi modo de vida.
¿Cómo han influido en tus procesos creativos y en tus obras?
Perec me hizo observar el entorno que nos rodea con fascinación y minuciosidad en donde las grandes preguntas y respuestas están muchas veces en lo más cercano, en los espacios y lugares invisibles por su familiaridad.
Las limitaciones y restricciones, tanto las autoimpuestas como las definidas por la realidad, suelen ser muchas veces productivas, a la vez que el juego y el humor nos libera de ellas para que quizás no nos volvamos a repetir.
Latour con su antropología simétrica, me hizo reconocer en el arte un lugar que posibilita las confluencias, que los dualismos, límites y divisiones entre el mundo social y natural no existen, en donde lo humano y no humano configura una serie de colectivos entrelazados y en donde la deriva es una práctica de conocimiento y conciencia que hace comprender y develar dichas interacciones.
Tanto en la vida como en los procesos de obra no hay certezas ni garantías, Inés, mi abuela que habiendo quedado ciega en la mitad de su vida y habiéndose rebelado contra la sociedad y prejuicios de su época, me enseñó a vivirla sin perder la curiosidad y alegría de una niña. Y que aún cuando a veces pensamos que lo hemos perdido todo, nunca realmente perdemos lo más importante, que es la constante libertad de volver a empezar.
Obras Isidora Correa.
