Para la arquitecta y artista visual Amelia Errázuriz el arte y la cultura siempre han formado parte de sus principales intereses, por lo que unirse a la Comunidad Antenna hacía sentido con su visión.
“En Chile hace falta la difusión e integración de las artes y la cultura en la vida cotidiana, por esa razón decidí que sería socia y parte de la Comunidad Antenna, aportando lo que pudiera desde el mundo del arte”, señala Amelia.
En conversación con Antenna, Amelia nos comparte cómo fue el proceso de incorporación a la comunidad; sus motivaciones y las lecciones que le ha dejado el arte.
¿Cómo ha sido tu experiencia en Antenna?
La riqueza de experiencias que ofrece Antenna no se explican con palabras, sólo se entiende por lo que realmente es una “comunidad”: de intereses, valores, objetivos y amistad, donde cada uno se enriquece del otro y a su vez entrega algo de sí mismo.
¿Qué te motivó a formar parte de la Fundación?
El oficio del artista es bastante solitario, por lo que Antenna es una oportunidad para enriquecerme a través del contacto con la comunidad. He conocido muchos artistas que han explicado sus exposiciones en las Sesiones Antenna, pero además hay numerosos curadores, gestores y filántropos que me han permitido dar difusión y explicar también lo que yo hago.
¿Qué has aprendido en Antenna?
Después de tantos años siguiendo a Antenna creo que yo puedo alabar su compromiso y apertura, a través de sus sesiones, a todo tipo de manifestaciones artísticas sin distinciones de ningún tipo.
¿Cuáles han sido tus sesiones favoritas?
Las sesiones son tan diversas que decidir cuál es la mejor o la más interesante es imposible. Conocer a un arquitecto y a los dueños de un edificio tan innovador como es el Centro Nave no se compara con una conversación distendida e interesantísima de las vivencias de Hernán Garfías en su precioso departamento rodeado de arte. ¡Es imposibles comparar! Todas son inolvidables.