La educación del futuro recoge mucho del pasado, pero es bastante más práctica, más conectada con la vida diaria y con los nuevos conocimientos, porque los necesitamos.
Ana María es directora del programa EcosiSTEAM, un iniciativa que se formó con la oficina regional de la Universidad de Harvard y con apoyo de la embajada de Estados Unidos, que busca traer evidencia de que el sistema STEAM (que promueve el aprendizaje de ciencia, tecnología, matemática, ingeniería y arte) es efectivo para mejorar los aprendizajes, el ambiente, las capacidades y las habilidades de los estudiantes.
STEAM es integrar los conocimientos y llevarlos a la práctica, resolviendo problemas, haciendo prototipos y desarrollando desafíos de la vida cotidiana como el calentamiento global y las personalidades en internet.
La antropóloga y experta en educación está convencida de que el estallido social chileno será un buen momento para concretar cambios que se vienen pidiendo en educación, principalmente el desarrollo de habilidades que complementan las académicas y la equidad en calidad. “Cuando tienes niños que, dependiendo de donde nacen, obtienen mejores resultados, eso no es educación de calidad”, asegura.
Por años, la educación ha sido un tema que saca a las calles a miles de chilenos –tanto escolares como universitarios-, quienes protestan por un sistema más equitativo y de calidad. De ese modo, el actual estallido social que se generó en el país es una nueva oportunidad para generar cambios.
Así lo cree la antropóloga ecuatoriana Ana María Raad, quien vive hace 20 años en Chile, los que ha pasado liderando innovadores programas de impacto social, educativo y de desarrollo con uso de tecnologías, tanto para gobiernos y organizaciones públicas, como empresas y entidades privadas.
“El estallido social vuelve a poner el foco en la importancia de que, si bien lo académico sí es muy importante, si la educación no nos enseña a vivir y a convivir estamos bien al debe”, asegura la directora del programa EcosiSTEAM.
¿Qué ventanas de oportunidades se abren con este estallido social?
Definitivamente es una oportunidad para acelerar algunos cambios que veníamos anticipando y moviendo en educación, como poner foco en el desarrollo de habilidades que complementan las académicas. Eso quiere decir: trabajar los temas de ciudadanía, saber colaborar, poder compartir con el otro. Hace tiempo que nos venimos dando cuenta de que memorizar es insuficiente y ha estado muy pendiente la capacidad de desarrollar un pensamiento crítico y profundo. Hoy lo que está sobre la mesa son justamente esas actitudes que dan cuenta, por un lado, de una juventud que requiere de visión más complementaria de las cosas y, por otro lado, de aprender a convivir.
¿Esa educación debería empezar desde niños?
Absolutamente. Uno espera que desde el jardín infantil, donde el relacionamiento es fundamental. En el mundo escolar se necesita una educación ciudadana y una mirada integral, pero el sistema se ha enfocado más en las pruebas estandarizadas.
La educación siempre ha sido uno de los temas principales de protesta. ¿Qué medidas deberían tomar el gobierno?
Principalmente, hacer una reflexión sobre por qué hay tanta sensación de falta en la educación. En Latinoamérica y en Chile hemos hablado mucho del tema de la calidad, pero eso es más que buenos resultados.
Una educación de calidad sin equidad, no es de calidad. Una educación de calidad sin que sea pertinente, tampoco. Cuando tienes niños que, dependiendo de dónde nacen, obtienen mejores resultados, eso no es educación de calidad.
Creo que es muy importante escuchar a los jóvenes hoy en día, no están pidiendo nada nuevo, básicamente conocimiento, habilidades que puedan aplicar en la vida diaria y que les permita integrarse al mundo laboral y social, donde aparece mucho la tecnología, la ciencia, la necesidad de tener capacidad para innovar.
¿En qué consiste la educación STEAM?
Lo que busca la educación STEAM es integrar los conocimientos y llevarlos a la práctica, resolviendo problemas, haciendo prototipos y desarrollando desafíos de la vida cotidiana como el calentamiento global y las personalidades en internet.
No sólo es una respuesta a cómo se hacen las clases -que ayuda mucho a que los profesores pongan más confianza en los alumnos-, sino que detrás hay una mirada de educación mucho más activa, que le da a los niños más autonomía y les permite tomar un problema de la vida diaria e investigarlo, sistematizarlo con los contenidos y buscarle solución.
¿Cuál es la situación actual de Chile en este tipo de educación?
En términos del abordaje STEAM, tanto en ciencias como en tecnología y matemáticas, nuestros resultados de aprendizaje no son satisfactorios, entonces hay un debe de los niños en general.
Además, hay una brecha gigante en las carreras que tienen que ver con estos ámbitos: ingeniería, ciencia, todo el ámbito tecnológico. Son carreras que culturalmente las niñas no suelen acceder por un tema de prejuicio, netamente cultural.
Tercero, el ámbito STEAM obliga a tener una práctica y una didáctica mucho más activa que la que tenemos. Estamos bien al debe como país, pero también como todas las crisis, pueden ser grandes oportunidades.
¿Cómo se puede aplicar la innovación en las salas de clases?
Hemos visto las ganas de los profesores de cambiar sus prácticas. No es fácil, requiere tiempo, sus horarios son complicados, pero me gustaría ver la luz al final del túnel.
Eso requiere de un trabajo a nivel de directores escolares, de poder generar espacios para que entre profesores de distintas asignaturas puedan tener conversaciones, intercambio de ideas y planificaciones conjuntas. Esto no lo resuelve un profesor al interior del colegio, sino que una comunidad que se plantea el desafío de desarrollar proyectos.
¿Esa será la forma de educarse en el futuro?
La educación del futuro recoge mucho del pasado, pero es bastante más práctica, más conectada con la vida diaria y con los nuevos conocimientos, porque los necesitamos.
Hay que hacer una combinación adecuada y ahí el factor tecnológico no lo podemos olvidar.
Acá en Chile todavía no alcanzamos a ver la dimensión de lo que significa la tecnología para el desarrollo de la educación. Puede ser un factor de inclusión muy fuerte, pero eso sí requiere grandes inversiones del estado, mundo privado y filántropos de invertir en estas plataformas.
Link a la entrevista: https://mujer.eldinamo.cl/sociedad/2019/11/20/ana-maria-raad-si-la-educacion-no-nos-ensena-a-convivir-estamos-al-debe/