«Alejandro Quiroga pinta paisajes que nadie piensa en visitar, aquellas situaciones intermedias, que no miramos porque creemos que no tienen valor».
Como artista soy básicamente un investigador, del color, de las disciplinas gráficas y de la interacción de la mayor cantidad de mezclas posibles, dentro de parámetros considerados obsoletos o fuera de la tendencia. Me considero tremendamente rebelde. Me he revelado toda la vida frente a lo que se entiende como normal y frente a lo que «se supone debe ser”. Eso me ha llevado a insistir con la pintura, el óleo y la acuarela.
¿Cuáles son tus referentes artísticos más importantes y por qué?
Mis profesores primero. Enrique Zamudio en Chile y Eugenio Téllez en España. Ambos provienen del mundo del grabado, de la gráfica y sus desplazamientos. También la música me ha enseñado sobre lo visual; el silencio, el ritmo y los acentos. Pienso en el contrabajista Eberhard Weber, en especial el disco “Later that evening”, que lo escuché por primera vez a los 18 años, gracias a mis amigos que venían del exilio.
Borges también me influyó mucho. De él aprendí que para mentir hay que ser muy ilustrado, pensando en toda su narrativa fantástica (“El Aleph”). También Gastón Bachelard y la poética del espacio.
¿Cómo han influido en tus procesos creativos y en tus obras?
Estos personajes, en el orden que los menciono, me enseñaron a pensar primero y actuar después. Que las restricciones formales sólo potencian las ideas y la creatividad, algo así como construir una catedral con tres palos de fósforos. (Eso lo decía Edvard Grieg). Esto se cruza con mi producción de obra porque el arte tiene ética y siempre debe expresar ideas, profundas, por muy simples que parezcan.
Pienso que todos me han influido para construir el relato de paisaje, territorio y capitalismo, desde lo que soy, desde lo que tengo. No me he inventado algo que no vivo.
Que las referencias se consiguen al vivir y que sobre todo el arte es una maratón de resistencia, toma de decisiones, honestidad y mucho, mucho trabajo. Eberhard Weber me hizo comprender una superficie visual como una partitura, en que se debe leer la literalidad, contemplado el silencio, los pasajes intensos y la sutileza del final. Eso lo aplico hasta el día de hoy.
Desde la intimidad y la reflexión pienso que el arte posibilita preguntas que nos pertenecen a todos. Todos estos referentes son personajes de alta gama, pero de bajo perfil, incluso Borges que es el más universal de todos. Eso también hace que haga el trabajo de la manera en que lo hago. Desde el trabajo diario. Desde pensar en el país que quiero o desde la idea de una mejor sociedad que tenemos el deber de construir.
Artista representado por Galería NAC, Santiago: www.galerianac.cl
Fotografía Alejandro Quiroga por Jorge Sánchez.