Celebrar estos tres años “confirma el interés que hay en Chile en el arte chileno.
Revisa nuestra nota que publicaron en Revista Artishock (14/08/18)
Antenna, fundación que tiene por misión el fomentar y promover el desarrollo de las artes visuales en Chile, cumple tres años de existencia por estos días, y lo celebra con la edición número 150 de sus Sesiones Antenna, una visita guiada junto a la fotógrafa chilena Paz Errázuriz, Premio Nacional de Artes Plásticas 2017, por su recientemente inaugurada Retrospectiva en el Museo Nacional de Bellas Artes de Santiago.
Fundación Antenna ha creado una comunidad de socios que involucra a coleccionistas y diferentes agentes del mundo artístico
Así como también a distintas personas aficionadas al arte, quienes se integran mediante una membresía, haciéndolos parte de experiencias artísticas mediadas tanto a través de recorridos guiados como de visitas a talleres de artistas y a colecciones públicas y privadas, lo que en tres años se ha traducido en más de 86 espacios visitados y 121 artistas que han participado en sus casi 150 sesiones.
Antenna también ha desarrollado un área de proyectos que entrega asesorías, gestión, financiamiento y diseño de estrategias, y que busca movilizar redes colaborativas para iniciativas privadas y públicas de creación y desarrollo artístico, contando actualmente con 12 proyectos en cartera.
A propósito de este tercer aniversario, conversamos con sus fundadores, la gestora cultural Constanza Güell, la diseñadora Elisa Ibáñez, y el comunicador y consultor de arte Alfonso Díaz, acerca de los hitos de la fundación, sus proyectos y el desarrollo e interés por el arte en Chile.
Nicolás Narváez: Antenna celebra su tercer aniversario con una emblemática sesión en la que Paz Errázuriz hará una visita guiada por su retrospectiva en el Museo Nacional de Bellas Artes. ¿Qué significa para ustedes estos tres años, todo lo que han recorrido?
Alfonso Díaz: Estos tres años han servido para reconfirmar la teoría que nos planteamos en un principio: ¿En Chile existe interés por el arte? Primero nos planteamos desarrollar una comunidad para las artes, nos preguntábamos si el mundo del arte entendería nuestro modelo mediador, y en tres años hemos confirmado que esa teoría ya es una realidad: tenemos más de 250 socios, toda una comunidad del mundo del arte que nos respalda, al igual que el Estado. Hemos abierto un camino con empresas donde tenemos un desafío más por crecer.
Estos tres años significan la consolidación de Antenna, y desde el mundo del arte es volver a celebrar un aniversario con una artista consagrada, como en este caso es Paz Errázuriz, quien además es Premio Nacional de Arte.
Se suma a esta línea de hitos con artistas importantísimos del arte chileno, como fue empezar con Iván Navarro, celebrar el primer año con Alfredo Jaar, el segundo con [el Museo] Violeta Parra, y el tercero con Paz Errázuriz.
Elisa Ibáñez: Aparte de confirmar nuestra hipótesis de si en Chile había interés por el arte, también era implementar un modelo totalmente innovador, en un contexto en el que se entendía que el arte no enganchaba: esto significaba no sólo desarrollar una comunidad, sino también implementar un modelo de gestión cultural que es nuevo. Era armar una comunidad, implementar un modelo nuevo de gestión cultural, generar una red colaborativa con el mundo del arte, que previo a eso no era muy colaborativo.
Eran tres objetivos difíciles de alcanzar, pero que nosotros teníamos súper claro que era posible porque sabíamos que en el resto del mundo, en los países desarrollados, el arte está como eje del desarrollo del país y, por lo tanto, Chile es un país que con su nivel de desarrollo económico, con el liderazgo que tiene en la región latinoamericana, tenía que estar también en esas ligas. Nosotros también teníamos la visión de que Chile estaba preparado para entrar a las ligas de los países desarrollados que tienen la cultura como un eje central en sus políticas de desarrollo.
C.G: En términos del capital simbólico y del pensamiento que hay en el arte chileno, definitivamente estábamos preparados para eso, sólo que no se habían articulado los puentes y los caminos para hacer esas conexiones con los circuitos internacionales y locales con la sociedad, habiendo el capital simbólico que hay y con la potencia que tiene.
N.N: Han dicho que celebrar estos tres años “confirma el interés que hay en Chile en el arte chileno […] si se presenta y comunica de la forma correcta”. ¿Cómo se manifiesta ese interés y cuál es esa forma correcta de comunicarlo que han descubierto?
Ese interés se ha manifestado en los más de 250 socios que hoy están en Antenna. Un desafío que nos pusimos desde el día uno era comunicar los contenidos de arte de una forma fácil, simple y amigable. Como si fuese tu mejor amigo el que te contara de qué se trata la exposición, artista u obra.
C.G: Una parte importante de la producción artística chilena está vinculada a contenidos e investigaciones que se desarrollan en el campo de lo político y lo conceptual, generando muchas veces cuerpos de obra con discursos profundos y complejos, lo cual sabemos es un valor del arte chileno para académicos, historiadores del arte, investigadores, curadores y públicos especializados. Esta misma característica se trabaja en Antenna, generando formas de entregar la información y los contenidos a través de un lenguaje cercano y directo, subrayando además constantemente la noción de que el arte contemporáneo es pensamiento visual plasmado en los lenguajes, poéticas y estéticas de los artistas.
A.D: Los discursos siguen siendo los mismos, nosotros cambiamos la forma de presentarlos.
E.I: El socio Antenna se transforma en sÍ mismo en un canal de difusión, el socio que participa de las sesiones empieza a difundir la información del arte porque se la apropia.
N.N: La “forma de presentarlo” sería, entonces, mediante una especie de ejercicio de mediación, que es lo que se realiza a través de las sesiones. ¿Cómo podría adaptarse eso a un público más masivo? Porque si bien el contar con 250 socios es un gran logro, especialmente en el contexto chileno, es una muestra pequeña y de un perfil muy definido, considerando que somos más de 16 millones y actualmente no todos tienen acceso a la cultura. ¿Cómo poder amplificar estos esfuerzos? ¿Existe un interés en el arte diferente dependiendo de otras variables sociales en el país?
A.D: Ese interés existe cien por ciento en Antenna, es uno de nuestros desafíos y ha estado desde el día uno. Estamos trabajando para eso, pero sabíamos que primero necesitábamos construir una masa crítica y una estructura auto sustentable para poder construir canales abiertos y democráticos que lleguen a cada vez más personas, como ese es efectivamente el caso que ya hemos logrado con redes sociales de más de 15 mil seguidores, que esperamos que sigan creciendo. Además, tenemos el interés de empezar a desarrollar proyectos con alcance a nivel regional, trabajar en el tema de la descentralización y educación.
Desde el Consejo Asesor de Artes Visuales, sobre todo desde su área de Educación, se ha llegado a concluir que Antenna tiene una forma de presentar y mediar que es educativa, por lo tanto esa forma de educar es la que estamos viendo hoy cómo amplificarla, ya sea en la colaboración que vamos a hacer en la Bienal de Artes Mediales y otras instancias que estamos viendo cómo se puede ir amplificando a nivel público y privado.
E.I: Las sesiones Antenna no solamente están enfocadas para el público de la membresía, sino que también están pensadas para generar contenidos para difundir a través de nuestras redes sociales donde tenemos más de 15 mil seguidores. Desde nuestra área de proyectos estamos empujando proyectos que tienen impacto a nivel nacional porque trabajan con curadores y con artistas de todo el país e internacionales, potenciando y visibilizando iniciativas que antes no tenían salida hacia los públicos generales.
Dentro del proyecto siempre estuvo contemplado establecer canales de comunicación abiertos y democráticos en la mayoría virtuales. Era una necesidad imperante en la sociedad y en Chile y se construyó con mucha dedicación, diseño y calidad. Antenna tiene una línea editorial que se ha trabajado desde el día uno de manera muy profesional.
E.I: Además está la membresía de 150.000 [pesos chilenos], una nueva membresía que abrimos este año que tiene carácter mucho más informativo, ya que selecciona lo más destacado del mes a través de Antenna Recomienda de nuestra área editoral y de contenido, y al mismo tiempo los invita a una visita guiada mensual. Es una membresía que te mantiene conectado con el mundo del arte sin necesariamente tener que participar de todo, pero que sí te permite estar al día, compartirlo con tus amigos y convertirte en un experto.
A.D: Nuestras redes sociales, página web y mailing están en un lenguaje fácil, amigable y cercano que también fue una búsqueda. Antenna tiene un tono y un lenguaje amigable y hace el arte cercano.
N.N: Hablemos un poco de su estructura y operaciones. Antenna nació como esta especie de sociedad o club de coleccionistas y aficionados al arte que ha ido mutando y derivando en otros proyectos. Primero fueron una corporación y ahora son una fundación. ¿Cómo se concilia ese tipo de funcionamiento con el sistema de socios, además del trabajo con empresas? ¿Cuál es la participación del Estado en Antenna?
Antenna nunca se pensó como un club de coleccionistas. Antenna es una fundación, la cual ha fomentado en tres años una comunidad de amantes del arte para el apoyo y desarrollo de este sector en Chile.
Antenna tuvo una previa historia, que fue impulsada por Constanza Güell y otros dos socios. Hace 3 años y medio, cuando estábamos diseñando el modelo, ocupamos esta primera estructura y su nombre, la corporación cultural Antenna, para activar nuestro proyecto. Desde ese mismo inicio fue que empezamos a hacer todas las gestiones para tener nuestra propia fundación, la que fue así al cumplir un año de existencia, cuando nace la Fundación Antenna.
Después de analizar muchos modelos, el que más nos acomodaba era una fundación, ya que podíamos recibir aportes públicos y privados, activar proyectos bajo la Ley de Donaciones Culturales, y porque nos interesa a futuro que Antenna pueda seguir existiendo más allá de nosotros tres.
Siempre fue parte del plan original desarrollar un área de proyectos, pero teníamos claro que el área de proyectos tenía que nacer después de que se fortaleciera la comunidad y que existiera una masa crítica, pero esta área siempre estuvo planteada en generar una relación con las empresas a través de un intercambio de agregarse valor mutuamente.
Con el Estado trabajamos todo el 2017 en un programa de difusión de la arquitectura contemporánea chilena, que comtempló un programa de charlas gratuitas a público y el desarrollo del documental Bajo la luz de invierno. El documental es un proyecto del Estado, absolutamente financiado y gestionado desde el Ministerio de las Culturas con otras institucionas públicas, y en algún momento de su ejecución se le pidió colaboración a Fundación Antenna para acelerar el proceso de los viajes y estadías de los productores y ejecutores del documental a lo largo de todo Chile. Este documental pertenece y fue financiado en un 100% por el Estado, el cual nos invitó a colaborar como brazo ejecutor de la producción del rodaje y por nuestro rol de mediador para desarrollar el programa de charlas gratuitas abiertas al público.
N.N: ¿Cuál es el espacio, el rol de Antenna, en el mundo del arte chileno hoy?
Antenna es un mediador, un puente que conecta el mundo del arte con la sociedad. También somos una plataforma del arte chileno hacia el mundo, y estamos conectados continuamente con las escenas internacionales también, por lo tanto somos una verdadera “Antenna” de la cultura chilena.
C.G: En el mundo del arte mismo hemos tenido un rol de generar nuevas confianzas y posibilidades de empezar a colaborar con mucha más fuerza entre todos los agentes del arte en pos de seguir desarrollando la escena y construir nuevas audiencias para las artes visuales.
N.N: ¿Cuál es el perfil de sus socios y cuál es la principal razón por la que deciden asociarse a Antenna?
A.D: Lo que nos une es el amor por el arte, y ese elemento hace que sea una comunidad muy diversa en cuanto a edades y profesiones. Dentro de este grupo existe una gran masa de jóvenes profesionales, muchos de ellos involucrándose por primera vez en este mundo. La principal razón es conocer a nuestros artistas contemporáneos. Conocer de cerca y en primera persona el arte chileno.
N.N: Entre sus proyectos fuera de las sesiones Antenna están el apoyo que brindaron a Voluspa Jarpa para su individual en el MALBA, y la edición del libro de Smiljan Radic junto con Ediciones Puro Chile. ¿En qué consistieron estas colaboraciones?
C.G: Son dos importantes proyectos de nuestro portafolio del área de proyectos –que fue siempre un pilar de Antenna y sigue siéndolo– en el que tuvimos la oportunidad de desarrollar dos hitos como estos gracias a la confianza que nos entregaron los propios artistas, y desde ahí cruzar eso con la estrategia 360 que hemos desarrollado de trabajar proyectos en todos los términos de gestión, financiamiento, visibilidad, desarrollo, ejecución y comunicación. Fueron hitos para nosotros, y ya se instaló un modelo de cómo trabajar proyectos Antenna gracias a estos dos primeros proyectos.
A modo de financiamiento, estos proyectos los impulsamos con esta misma comunidad a través de un crowfunding interno en el que muchas de las personas que se involucran en estos proyectos son socios Antenna.
N.N: ¿Qué otros proyectos de esta naturaleza tienen en carpeta?
A.D: Junto a Editorial Puro Chile y BTG Pactual desarrollamos el primer libro monográfico de Smiljan Radic, el cual que tendrá una segunda edición abierta a público y con distribución internacional, que está siendo financiado por personas. Estamos colaborando con el Museo de la Solidaridad en el programa Mi Barrio, para fortalecer el tejido social de barrios en estado de abandono a través de prácticas y residencias artísticas.
Estamos apoyando la iniciativa Desplazamientos geográficos liderada por el curador chileno Rodolfo Andaúr, un programa de viajes, intercambio, pensamiento y residencias entre artistas y curadores nacionales e internacionales enfocado en potenciar el desarrollo del arte y la cultura en las regiones de Arica y Parinacota, Antofagasta, y Tarapacá.
Estamos trabajando con empresas inmobiliarias de vanguardia, específicamente inmobiliaria Indesa, en el desarrollo de proyectos de arte y cultura para espacios públicos, integrando arte, arquitectura, paisajismo y experiencia de usuario.
Somos parte de Incognitum, iniciativa que busca consolidar las relaciones artísticas entre Chile y Portugal a través de intercambio de artistas. Y también estamos colaborando con la Bienal de Artes Mediales para fortalecer y expandir la valiosa labor de investigación y educación que generan desde el arte en cruce con la ciencia.
N.N: Además de un directorio, Antenna cuenta con un Consejo Asesor conformado por diferentes actores del mundo del arte, incluyendo, entre otros, a la misma Voluspa Jarpa, el galerista Paul Birke y a Alejandra Villasmil, directora de Artishock. ¿Cómo funciona este Consejo y qué objetivos persigue al corto y largo plazo?
La experiencia en gestión cultural y de trabajar en escenas de arte nos ha enseñado que es muy importante el diálogo y conocer bien los ecosistemas que lo componen.
Desde el día uno sabíamos en Antenna que íbamos a querer tener un diálogo abierto y expansivo con todos los actores de la escena, entonces decidimos crear un consejo representativo de los distintos ámbitos que está dividido en 10 sillas, y ahí invitamos a los personajes que creíamos más adecuados para representar esa escena.
Es así como nosotros recibimos un input de una escena completa. Además de las conversaciones y diálogos constantes que estamos teniendo, tenemos esta instancia que es bastante seria y profesional para analizar todas las distintas capas del sistema del arte y así poder tener un diagnóstico común y trabajar en pos de un bien común, y no solamente de una visión de nosotros tres encerrados en una oficina.
N.N: ¿Cuáles serían los hitos, los casos de éxito, que ustedes destacarían en estos tres años de Antenna?
C.G: Haber creado una comunidad de 250 personas que además se está fidelizando cada vez más con una renovación constante de las membresías, y realmente haber creado esta instancia de encuentro de personas que no se conocían y que hoy en día se han ido afiatando en el camino.
Los socios Antenna son personas que entre ellas se han ido conociendo, y todo esto a través del arte como intercambio y conversación base para ir avanzando. Eso es un hito, crear una comunidad.
A.D: Y una comunidad que por años se ha ido casi duplicando: partimos con 54 socios, en el año uno teníamos casi 146, y hoy, en el año tres, estamos cercanos a los 300 socios.
C.G: Eso por un lado, y también la consolidación de un área de proyectos que ya tiene modelo, sistema, interlocutores muy válidos, propuestas de proyectos de primer orden de artistas consagrados pero que también ya se han abierto a trabajos con artistas de mediana carrera y también emergentes, lo cual nos ha permitido una apertura –que era la idea, obviamente– que quizas en un principio empezamos con Voluspa y Smiljan, pero que estamos abriendo cada vez más las posibilidades de la diversidad de artistas, creadores, curadores, investigadores. Eso también es un logro.
Y los canales de comunicaciones, que hoy son tan válidos que muchos artistas y creadores que postulan a un Fondart y necesitan una carta de apoyo de un medio de comunicación se la piden a Antenna, por ejemplo.
N.N: ¿Qué le falta al circuito del arte en Chile –considerando institucionalidad, mercado y demás actores– para posicionarse mejor a nivel internacional?